La transición ecológica puede salvar el Planeta y ofrecer nuevas oportunidades en forma de empleos, nuevas opciones que sirvan para proteger a los más débiles y nos acompañen a todos hacia un futuro mejor y sostenible.
Este debe convertirse en el lema, es más, en la bandera e insignia de un equipo que salve el mundo.
Defendamos nuestro Planeta juntos. El verdadero «motor» que protege la Tierra es la VOLUNTAD DE CONSERVAR UN HÁBITAT COMÚN, QUE NOS PERTENEZCA A TODOS. Es la identidad colectiva, COMUNITARIA, la que se impone al «egoísmo» de los individuos. Son nuestras elecciones y nuestro comportamiento los que constituyen la única y más alta muralla que sea capaz de frenar la contaminación de la atmósfera, proteger la Tierra y su clima y, en consecuencia, nuestra existencia.
Como nos informó y «nos advirtió» el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) en marzo de 2023, la ventana para garantizar a la Tierra un futuro habitable se está cerrando. Hoy, a este ritmo y en esta dirección, la humanidad corre el riesgo de cerrar el paso a la prosperidad, la igualdad y la estabilidad.
El deber de los ciudadanos y, sobre todo, de los políticos es exigir las responsabilidades a los gobiernos y a las empresas para que se haga todo lo posible para reducir las emisiones y garantizar cuanto antes el bien de esta generación y de todas las que se tomen después. Las soluciones tecnológicas por sí solas no serán suficientes; es necesario un cambio de comportamiento y las soluciones deben ser justas o serán inútiles.
En una visión más amplia de la renovación social y no solo medioambiental, científicos, climatólogos y economistas han llegado a la conclusión de que son indispensables cinco inversiones extraordinarias, que deben comenzar ahora mismo:
1) transformar el sistema energético y aumentar rápidamente la energía eólica y solar, electrificando todos los elementos que hagan uso de la electricidad en la sociedad común y de forma simultánea…
2)…abordar y resolver nuestra relación insostenible con la naturaleza, especialmente la provocada por nuestro sistema alimentario. De hecho, cerca del 80% de las reducciones de emisiones tradicionales dependen de la transformación del sistema alimentario mundial, al que desgraciadamente se atribuye gran parte de la deforestación y la mayoría de las emisiones que provocan el aumento de las temperaturas;
3) mejorar las condiciones de las mujeres en todo el mundo. La igualdad de género es un ingrediente indispensable para una sociedad sostenible, sana y demográficamente equilibrada;
4) resolver el problema fundamental de las desigualdades sanitarias y de ingresos entre países: cerca de la mitad de las emisiones mundiales de dióxido de carbono son causadas por el 10% más rico de la población. Los niveles de desigualdad de la sociedad actual pueden tener un efecto desestabilizador que puede reducir la confianza en los gobiernos, contribuyendo inevitablemente a aumentar las tensiones sociales;
5) es indispensable un cambio drástico de rumbo en lo que respecta a la pobreza. Debemos acelerar el desarrollo económico en los países de renta baja. Esto significa reformar el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional para reducir los riesgos de inversión en estos países, centrándose en revolucionar los sistemas energéticos y alimentarios y en encontrar una solución para la deuda.