Mareas Oceánicas Globales

Hoy en día, los movimientos de las mareas oceánicas son de muy fácil y simple observación, pero no tanto de interpretar. Si nuestro planeta careciera de masas sólidas, las mareas serían como protuberancias de agua de tamaño hemisférico que se desplazarían hacia el oeste con el sol y la luna. La animación del vídeo muestra las mareas como un complejo sistema de olas giratorias, atrapadas y mezcladas. Las olas solo consiguen desplazarse sin obstáculos hacia el oeste en las zonas próximas a la Antártida. Sin embargo, incluso allí puede verse un patrón complejo: las olas se mezclan principalmente desde el norte y otras se separan hacia el norte o el sur bajo las plataformas de hielo antárticas.
En el Atlántico Norte pueden observarse olas que giran principalmente en sentido contrario a las agujas del reloj, con amplitudes menores en el centro del océano y mayores en las zonas que bordean, sobre todo, a lo largo de las costas del noroeste de Europa y Gran Bretaña. Mientras que, en las antípodas, alrededor del territorio neozelandés, pueden verse olas “atrapadas” girando, movimientos que provocan una marea alta en un lado de las islas y una marea baja simultánea en el otro.
Los satélites altímetros Topex/Poseidon y Jason fueron especialmente diseñados para realizar observaciones y registros muy complejos, como los movimientos de subida y bajada del nivel del mar. Gracias una dedicación total de recogida de datos durante muchos años, los científicos han podido analizar con mayor precisión las señales de cada lugar del océano con el fin de determinar las características de las mareas. También, merced al conocimiento “casi perfecto” del movimiento del sol y la luna, ahora es posible predecir las mareas en cualquier lugar.
NOTA: los datos que se han utilizado para realizar esta visualización se refieren a un periodo de tiempo ligeramente superior al de un día terrestre (24 horas). El nivel de las mareas se ha “exagerado” con el propósito específico de mostrar más fácilmente las variaciones de las mareas en todo el mundo.
Créditos: NASA’s Scientific Visualization Studio.
Preguntas más frecuentes
Generalmente, se conoce como “una elevación de la superficie del mar debido a una subida global en término absoluto del nivel de los océanos del mundo”, pero también puede definirse como “una subida relativa con respecto a la masa terrestre local” (y que, a su vez, puede ser tanto de subsidencia como de ascenso). La expresión suele asociarse y aplicarse a los cambios previstos en el nivel del mar debido al efecto invernadero (asociado al calentamiento global).
En primer lugar, tenemos el Nivel Medio Local del Mar (NMLM) que se define como “la altura del mar con respecto a un punto de referencia terrestre, promediada durante un periodo de tiempo (por ejemplo, un mes o un año) lo suficientemente largo como para garantizar que las fluctuaciones causadas por las olas y las mareas no influyan en la medición”.
Sin embargo, luego hay que hacer algunas correcciones para tener en cuenta los movimientos verticales del suelo, que pueden ser del mismo orden de magnitud (mm/año) que las variaciones del nivel del mar; también hay que tener en cuenta que algunos movimientos del suelo están causados por el equilibrio isostático que se restablece gradualmente en el manto tras el deshielo de los casquetes polares al final de la última Edad de Hielo. Inicialmente, el peso de las masas glaciares empuja el suelo hacia abajo, pero a medida que se funden, el suelo recupera lentamente su altitud inicial. Las corrientes oceánicas y las variaciones térmicas locales de los océanos representan otros elementos que pueden modificar la LMML.
En segundo lugar, tenemos las variaciones eustáticas (se sitúan en contraposición con las locales): se trata de alteraciones globales del nivel del mar, como las resultantes de las variaciones de volumen de líquido a nivel de cuenca oceánica individual o de las variaciones de volumen de agua en la generalidad de los océanos del mundo.
La subida del nivel del mar puede deberse a: (i) variaciones a corto plazo y periódicas (olas, mareas, mareas por tormentas o tempestades y variaciones estacionales); (ii) efectos geológicos a corto plazo (hundimientos y terremotos); (iii) cambios a largo plazo del nivel del mar causados por intercambios de masa de agua o expansiones térmicas y, de forma más general, por efectos geológicos a largo plazo; (iv) el aumento de las concentraciones de gases de efecto invernadero, provocado por el calentamiento global; este es otro motor importante tanto del aumento de las masas de agua oceánicas, como de la expansión térmica de los océanos (ambos, a su vez, componentes esenciales del aumento actual y venidero del nivel del mar).
El nivel del mar: una breve historia.
- El nivel del mar en los últimos 130/140.000 años ha experimentado grandes cambios, de hasta más de 120 metros. Puede decirse que la variación más reciente, pero también la más extensa, ha sido la provocada por el deshielo de las masas glaciares al final de la última Edad de Hielo. Este gran deshielo provocó una subida del nivel del mar de más de 120 metros.
- Por otro lado, se produjeron pequeñas variaciones entre el siglo I a.C. y 1800 d.C., lo que hizo que el nivel del mar se mantuviera estable durante los últimos milenios.
- Posteriormente, se produjo otro ascenso durante el siglo XIX, con una aceleración especialmente significativa a principios del siglo XX.
- Hoy en día, gracias a las precisas mediciones de altimetría por satélite, se tiene la certeza de que ha subido unos 3 mm/año desde principios de la década de 1990. Se estima, con casi total certeza, que este ritmo de subida puede aumentar aún más en el futuro.
A escala mundial:
entre 1870 y 2004 el nivel medio del mar subió 195 mm y, en la actualidad, sigue subiendo a un ritmo bastante regular (unos 3 mm/año). Se calcula que para 2100 el nivel del mar subirá una media de medio metro en la mayor parte del planeta. Esta subida, incluso de 50 centímetros, podría causar la destrucción de playas enteras y de una parte importante de las costas.
A escala local:
para los habitantes de las islas, especialmente las que se sitúan a poca diferencia del nivel del agua (solo 2-3 metros por encima del nivel actual del mar, por ejemplo: Kiribati, Maldivas y Tuvalu), una subida del nivel del mar de 50 centímetros provocaría la destrucción de importantes porciones de tierra tanto por inundación como por erosión. El suministro de agua potable de muchas de estas poblaciones se reduciría drásticamente debido a la intrusión de la cuña salina en sus acuíferos.
En cualquier caso, el número de poblaciones en riesgo en estas islas, aunque relevante, sería insignificante en comparación con las decenas de millones de personas que viven en las zonas costeras bajas del sur de Asia (en particular, las costas de Sri Lanka, Myanmar, Pakistán y la India). Zonas como el delta del Nilo o las de, por ejemplo, Bangladés, que hoy están densamente pobladas, podrían en el futuro ser abandonadas definitivamente por cientos de miles de personas.
El riesgo de subida del nivel del mar es especialmente evidente en las zonas afectadas por fenómenos del hundimiento del suelo que amplifican precisamente la subida relativa del nivel del mar con respecto al suelo (como la costa estadounidense del Golfo de México). Por el contrario, hay algunas zonas de la Tierra que se han visto menos afectadas por la subida del nivel del mar porque ésta se ve compensada por una subida también del nivel del suelo. Australia es un ejemplo: este gran continente está ascendiendo unos 0,3-0,4 mm/año como resultado del reequilibrio isostático glaciar.
A través de cambios en el nivel del mar relacionados con fenómenos extremos o, en menor medida, a través de cambios en el nivel medio del mar, el ascenso podría percibirse pronto. El aumento del nivel del mar podría superar los límites extremos con mayor frecuencia, aunque no se registraran variaciones importantes en las condiciones meteorológicas consideradas “extremas” (por ejemplo, los ciclones tropicales y huracanes, que normalmente son muy intensos). Esta variación en la frecuencia de los fenómenos extremos ya se ha observado en varias zonas. Es cierto que una mayor frecuencia de fenómenos extremos puede depender de las condiciones locales, pero los fenómenos extremos que hoy se producen una vez cada 100 años podrían cambiar su periodicidad (de aquí a 2100) llegando a sufrirse una vez cada pocos años.
Por lo tanto, en el próximo siglo, aunque la frecuencia de los fenómenos extremos no experimente un aumento significativo ni particular (anómalo), la vida y los hábitos de millones de personas podrían verse afectados y perturbados por los efectos directos de la subida del nivel del mar. Para restar importancia a las variaciones actuales del nivel del mar, a menudo se han tenido (y se siguen teniendo) en cuenta los grandes cambios que se produjeron durante las últimas glaciaciones.
La humanidad siempre se ha adaptado a los cambios y se espera que pueda aclimatar a los que surgirán en el futuro, del mismo modo que lo ha hecho en su historia. Sin embargo, nuestros antepasados, enclavados en una región que se había vuelto inhóspita, debido a grandes y repentinos cambios en el nivel del mar, podían trasladarse con sus pertrechos vitales a otros territorios más hospitalarios que en la actualidad, donde las grandes infraestructuras se encuentran ahora muy próximas al mar (como, por ejemplo, Nueva York o Londres) o en zonas especialmente en riesgo y “sensibles” porque en ellas siguen viviendo millones de personas (como Vietnam o Bangladés), donde, de hecho, la solución ya no es factible o es de muy difícil solución.
La pérdida de suelo provocada por las inundaciones (sobre todo en las zonas “bajas”), la erosión de las playas y los promontorios rocosos, además de la entrada salina en los acuíferos de agua dulce para consumo humano y agrícola, a las que se sumarían las aguas superficiales y, de forma más general, la elevación de las capas freáticas provocada por las tormentas, representan los efectos físicos y los daños más evidentes causados por la subida del nivel del mar.
Estimaciones de personas inundadas en zonas costeras en la década de 2080 como consecuencia de la subida del nivel del mar y para determinados escenarios socioeconómicos y respuestas de protección. Fuente: PNUMA: Perspectivas mundiales del hielo y la nieve.
En general, las medidas adoptadas por los hombres para proteger sus viviendas de una probable subida del nivel del mar pueden producir efectos indeseables en las playas y los cursos de agua, así como en el medio ambiente o en el uso público de la propia costa. Históricamente, los propietarios de terrenos y casas en zonas costeras arenosas han erigido, a lo largo de la historia, diversos tipos de muros para detener la erosión.
Aunque estas estructuras protegen eficazmente la propiedad, del mismo modo, pueden deteriorar la natural continuidad de las playas circundantes que, en conjunto, sirven para proteger todo el litoral y su entorno. Estas son un importante recurso natural que puede proporcionar significativos ingresos al ser polos de concentración turística, generalmente interesados en las actividades de baño, observación del entorno y pesca, que representan un capital natural de importancia que no debe ser olvidado ni infravalorado.
Desgraciadamente, el hundimiento del suelo que se crea por la compactación de los sedimentos causada por las actividades antrópicas (las conocidas como “actividades humanas») debidas, por ejemplo, a la extracción de grandes cantidades de agua subterránea (y/o incluso de petróleo), puede contribuir significativamente a la subida del nivel del mar, con todas las consecuencias que ello conlleva.
Desgraciadamente, la mayoría de los efectos que se producen serán negativos sobre el medio ambiente y se relacionarán con la subida del nivel del mar; normalmente, todos son influenciados por las actividades antropogénicas que generalmente tienen lugar a lo largo de las zonas costeras (por ejemplo, la construcción de presas a lo largo de los ríos, cambios de cursos superficiales de agua, etc.), que reducen el suministro de sedimentos a las zonas litorales y aumentan la posibilidad de erosión de estas áreas.
La vulnerabilidad de la disponibilidad de recursos de agua potable puede aumentar debido a la sobreexplotación de las aguas subterráneas, al mismo tiempo que una subida repentina del nivel del mar. La degradación (debida a las actividades de excavación y construcción) de las estructuras naturales de defensa costera (como las dunas y los manglares) también puede amplificar negativamente las consecuencias de la subida del nivel del mar al reducir su función protectora natural.
Recientemente, lo que más ha aportado en la subida del nivel del mar es el cambio climático y el calentamiento global. La principal causa de estas subidas de temperatura (como ha sido demostrado por la investigación científica) es el aumento de la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera, que ha sido provocado por las actividades humanas. Por lo tanto, puede decirse, lamentablemente, que las causas de la subida del nivel del mar están estrecha y principalmente influidas por las actividades humanas (las llamadas “actividades antropogénicas”). En consecuencia, para minimizar los efectos del cambio climático, la humanidad debe empezar a cambiar seriamente su propio estilo de vida, y debe hacerlo cuanto antes para reducir la cantidad de gases de efecto invernadero que vamos a emitir en nuestra atmósfera.
Totalmente. La subida del nivel del mar es esencial no solo para identificar, sino también para comprender, describir y predecir mejor el cambio climático en su conjunto. Desgraciadamente, durante el siglo XX, los océanos almacenaron más del 80% del calor que se provocó en la Tierra. En el futuro (en el siglo XXI), la subida del nivel del mar se verá cada vez más influida por la expansión térmica de los océanos (causada, precisamente, por este almacenamiento de calor) y por los cambios en los volúmenes de los glaciares y los casquetes polares (deshielo); este es un fenómeno que se convertirá en un acelerador del aumento del nivel en el futuro, ya que los casquetes polares de la Antártida y Groenlandia serán probablemente los principales responsables de la subida de los niveles de las masas saladas del planeta.
Debido a la expansión térmica de los océanos, es probable que la subida del nivel del mar solo alcance la mitad de su nivel previsto para el año 2500, si se estabilizan las emisiones de gases de efecto invernadero desde ahora hasta finales del siglo XXI, como mínimo.
Evidentemente, actuar ahora significaría limitar los daños. Los impactos negativos de la subida del nivel del mar podrían reducirse si se aplicaran medidas para minimizar las emisiones de este tipo de gases y, al mismo tiempo, adoptando estilos de vida más sostenibles desde el punto de vista medioambiental.
El calentamiento global y la consiguiente subida del nivel del mar deberán tenerse en cuenta, sin duda, en la futura ordenación del territorio para garantizar que las comunidades locales puedan adaptarse a las consecuencias del ascenso de las aguas del mar en el futuro. Por ejemplo: la construcción de “muros de protección” a lo largo de la costa y la edificación de nuevas zonas urbanas, lejos de los emplazamientos que puedan ser considerados “de riesgo”; este principio tendría que convertirse en verdadero “principio rector” técnico/de construcción que se debería respetar.
De momento, ante la perspectiva de futuras subidas del nivel del mar, los Estados, los gobiernos y, de forma más general, las comunidades (especialmente las costeras) y los ciudadanos particulares, propietarios de casas y terrenos situados cerca del mar, ya están tomando medidas para transportar arena a las playas con el fin de conjurar la amenaza de la erosión marina. Los propietarios privados, por ejemplo, están reforzando las estructuras existentes elevándolas en varias zonas deprimidas y ello porque se ven “alentados” por primas más bajas de los seguros y protegerse, empresa aseguradora y propietario de los riesgos de inundación.
Las ciudades costeras deberían adoptar políticas que permitieran a la población desplazarse hacia zonas del interior en caso de una subida, hasta si esta fuera repentina, del nivel del mar, y también que algunos estados, por cuestiones de prevención, están prohibiendo la construcción de nuevas viviendas en zonas que puedan verse erosionadas en los próximos 30-60 años. En resumen, se está empezando a prevenir antes que curar.
Hoy en día, en lo que respecta específicamente a la salinización de los recursos de agua potable, casi todas las autoridades que se dedican a gestionarlos para contrarrestar los niveles elevados de sal se está utilizando, durante los periodos de verano o de sequía, agua potable contenida en cuencas de retención.
Para contrarrestar la subida del nivel del mar, podría ser útil recurrir a un mayor suministro de agua potable durante la temporada de lluvias para poder distribuir más agua, en caso de necesidad, durante los periodos más secos del año.
Por otro lado, otros problemas relacionados con la gestión del agua (como, por ejemplo, la prevención de inundaciones) podrían complicar el ahorro del líquido vital para hacer frente a periodos de sequía aún más prolongados. Esto hace que sea comprensible que, cómo el efecto del cambio climático en la hidrología local, se pudieran compensar por el aumento de los niveles de salinidad como consecuencia de la subida del nivel del mar.
Estos fenómenos son el resultado de procesos que se extienden durante muchos años. Se trata de procesos muy lentos. Por lo tanto, si uno teme, sobre todo, que se produzca una subida del nivel del mar, debe prepararse con mucha antelación para las consecuencias que se puedan presentar. La “adaptación” es la única y más eficaz medida que puede adoptarse para minimizar las pérdidas y los daños causados por la subida del agua del mar.
Además de la “adaptación”, también pueden y deben tomarse medidas para mitigar el calentamiento global y el cambio climático; medidas que deben traducirse en políticas nacionales y mejores estilos de vida. Afortunadamente, ya existen varios proyectos de sensibilización y medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, con el fin de involucrar a la población, por ejemplo, proyectos que implican la sustitución de combustibles fósiles por energías alternativas más limpias o, incluso, la implantación de sistemas de aislamiento en las viviendas de la población para reducir la pérdida de calor y, en consecuencia, el consumo de energía o, más sencillamente, caminar y/o desplazarse utilizando vehículos eléctricos.
Sí, existen varios, que pueden informarnos sobre el grado de impacto que la subida del nivel del mar puede tener en las zonas costeras, como los mapas de inundaciones, que nos muestran las zonas que quedarán permanentemente por debajo del nivel del mar en diferentes escenarios posibles de subida del nivel de las aguas. Si tiene curiosidad por saber cómo son estos mapas, puede visitar la página web www.flood.firetree.net. Con esta herramienta, puede elegir un nivel específico de subida del nivel del mar utilizando el menú desplegable situado en la esquina superior izquierda del propio mapa. Los botones de navegación permiten desplazar, reducir o ampliar el propio mapa. Se trata de una herramienta muy interesante, bien realizada, fácil de usar e intuitiva.