Día Mundial de los Animales
4 Octubre ...
No podemos mitigar el cambio climático si no lo medimos
Observación de la Tierra
Lo que ahora se denomina «Nueva Economía Espacial» (sector dedicado a la adquisición de datos por satélite para la vigilancia del medio ambiente) está destinado a implicar en el futuro a cada vez más instituciones y empresas.
De hecho, la OBSERVACIÓN DE LA TIERRA (Earth Observation), que siempre se ha utilizado para aplicaciones militares y gubernamentales, se está convirtiendo más que nunca en una herramienta indispensable para vigilar la salud del planeta y estudiar y medir los efectos del cambio climático en curso. Las herramientas dedicadas a tales observaciones permiten trazar verdaderas «trayectorias de desarrollo futuro» con el objetivo preciso de apoyar lógicas de inversión y eficiencia útiles tanto para el sector institucional como para el privado.
La plataforma planethealthcheck.com se basa en estas tecnologías de vigilancia por satélite y, junto con sus big-data e información, se propone como una herramienta útil y eficaz capaz de vigilar el cambio climático, en particular en lo que respecta al deshielo, la subida del nivel del mar y los recursos hídricos, pero también los incendios, la deforestación e incluso la contaminación causada por los residuos espaciales.
El cambio climático nos traerá temporadas de polinización más largas y su concentración más elevada, consecuentemente, el número de personas que sufren de alergias aumentará. El polen se compone de minúsculas “semillas” o, mejor dicho, de “óvulos” que se encuentran en las flores y plantas y se dispersan por el ambiente, gracias al aire o el viento, insectos y aves; un alérgeno que golpea y debilitan la salud de muchas personas.
La cantidad de polen, que podemos encontrar en suspensión en el aire, dependerá del tipo de flores/plantas que se encuentren en periodo de floración, la situación geográfica de la vegetación, aunque la concentración más alta de pólenes, suele ser, en primavera/verano. A causa del cambio climático, la meteorología está cambiando sus modelos de previsión. En un futuro próximo, habrá más días calurosos que fríos y, en general, las estaciones serán más cálidas y la concentración de anhídrido carbónico (CO2) en el aire, por consiguiente, serán más altas que en la actualidad.
Existen distintas reacciones alérgicas causadas por la exposición al polen que golpean al ser humano: la fiebre del heno (conocida popularmente como “rinitis alérgica”), por ejemplo. Cuando los alérgenos, como el polen, entran en nuestros cuerpos a través de las vías respiratorias (nariz y boca), el sistema inmunitario los identifica como una amenaza y, por consiguiente, el cuerpo humano ataca al alérgeno produciendo sustancias químicas que causan en la nariz una sintomatología desagradable y molesta (nariz que gotea, congestión y estornudos continuos). Según el tipo de alérgeno liberado en el aire por las flores y las plantas, los síntomas de la rinitis alérgica pueden extenderse durante todo el año y no solo en las estaciones más cálidas, golpeando a millones de personas.
Otro síntoma molesto que causa la exposición al polen es la “conjuntivitis alérgica”, una inflamación de la cubierta del ojo que causa enrojecimiento, picores de consideración y excesiva producción de lágrimas. La conjuntivitis ataca a un 70% de las personas que sufren la rinitis alérgica, mientras la conjuntivitis puede afectar al 30% de la población mundial, aunque no sufran de rinitis. Por lo que respecta a las enfermedades respiratorias, las personas que ya sufren “asma” son las más sensibles a los malestares causados por los alérgenos, como el polen. La mayor parte de los ataques de asma fuertes son causados por el polen, sobre todo, en las estaciones más cálidas.
Las condiciones meteorológicas pueden alterar la cantidad y la estacionalidad de los alérgenos aéreos. La floración precoz de algunas flores y plantas, como, por ejemplo, las familias de las encinas, favorecerían una mayor producción de polen y de anhídrido carbónico; no es una cuestión para no tenerla en cuenta el aumento de las temperaturas y las precipitaciones extremas, que tanto contribuyen al crecimiento de hongos y al empeoramiento de la calidad del aire. En estas circunstancias, la precaria condición respiratoria de las personas con asma puede solo empeorar y agravarse.
La salud del planeta también es la nuestra: explore planethealthcheck.com para descubrir cómo actuar de manera más concreta para preservar este patrimonio fundamental.
Es necesaria una mayor concienciación sobre la salud de nuestro planeta para preservarlo para las generaciones futuras.
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