El Día de la Tierra, que se celebró por primera vez en 1970, es un evento de carácter anual observado en todo el mundo que tiene lugar el 22 de abril, como demostración de la lucha por sostener y tutelar el medio ambiente.

En la actualidad, más que nunca, si consideramos cómo estamos explotando nuestra tierra, estamos generando un gran sufrimiento en el entorno y esto nos anima a participar y organizar su defensa. Los cambios climáticos, en particular, todas las modificaciones aportadas por el hombre, como los grandes daños a la biodiversidad provocados por una serie de eventos como la subida de temperaturas, la deforestación, la agricultura intensiva, el derretimiento del hielo, la acidificación de los océanos, solo por citar algunos, están amenazando seriamente el futuro de nuestro planeta y de nuestra vida.

Por cierto, parece que haya una estrecha correlación entre la trasmisión de enfermedades infecciosas de los animales hacia el hombre (a través del comercio ilegal de fauna salvaje) y la COVID-19 es un ejemplo de ello; una pandemia sanitaria mundial unida a la salud de nuestro ecosistema. Las epidemias no amenazan solo a nuestra salud y la economía global, sino también la biodiversidad, cuyos cambios pueden influenciar el funcionamiento de cualquier ecosistema. Lo que es necesario es evidenciar que la biodiversidad puede ser parte de la solución, ya que esta variedad de especies, convertiría en más difícil a los agentes patógenos su rápida difusión, como ha quedado evidenciado, de forma manifiesta, por muchos científicos.

Desgraciadamente, la biodiversidad se está deteriorando rápidamente en todo el mundo, a ritmos nunca vistos en toda la historia de la humanidad. Los estudios científicos estiman que cerca de un millón de especies animales y vegetales están amenazados con la extinción. Esta es la razón de por qué un Día de la Tierra es tan importante y la razón de intentar sensibilizar a los habitantes de nuestro planeta y a prestar una mayor atención a nuestro querido entorno.