El Día Mundial del León se celebra el 10 de agosto de cada año. En esta ocasión, no ha sido la ONU quien ha adoptado la resolución por la protección de este animal; ha sido la WWF quien ha actuado en su salvaguardia.

Vale la pena recordar que, hace poco más de un siglo, en África había más de 200.000 leones salvajes, y en la actualidad su número ha bajado drásticamente hasta los 20.000 ejemplares. Según los testimonios de los naturalistas que han estudiado esta especie, “los leones se han extinguido en 26 países africanos y han desaparecido de más del 95% de su distribución histórica”. Esta situación ha estimulado al WWF a actuar para evitar su desaparición.

Desde el aumento de las explotaciones ganaderas y de la agricultura en África, los leones están sufriendo un descenso catastrófico, en parte debido a la reducción de su hábitat y, en menor medida, también por la caza de este felino como trofeo hace que su pervivencia sea muy difícil. Ahora, están seguros solo en unas pequeñas zonas y en el resto del continente, están al borde de la extinción. La única esperanza la pueden encontrar en áreas protegidas de mayor tamaño y mejor gestionadas.

En África occidental, los leones están ahora clasificados como “en peligro crítico”. Durante muchos años, han sido eliminados, sobre todo y de modo significativo, por los cazadores furtivos de caza de animales salvajes y por el comercio de distintas partes de sus cuerpos, sin olvidarnos de los conflictos con las poblaciones locales, a causa del ataque de su ganado, ante la reducción de sus presas habituales. Otra causa de su reducción ha sido la pérdida y fragmentación de su hábitat natural.