Enfermedades de transmisión por insectos


diseases vectors

La difusión de las enfermedades causadas por insectos (principalmente, mosquitos, garrapatas y pulgas) está estrechamente relacionada con el clima y por sus cambios. Sin embargo, la difusión de las enfermedades transmitidas por insectos, dependen también de las variedades y de otros factores, como la situación geográfica, la distribución estacional, el tipo de trabajos agrícolas, pero también, factores políticos, administrativos, económicos, sociales y culturales (por ejemplo, la posibilidad de una popularización de acceso a una asistencia y atención sanitaria). Los insectos y agentes patógenos de todo el mundo se han adaptado a las variaciones estacionales del clima y, en ciertos casos, estas han originado las condiciones más aptas para su reproducción.

Siendo evidente la difusión de enfermedades infecciosas, estas dependen de distintos factores: las variaciones climáticas han reforzado la distribución de este tipo de afecciones, a la que se suman las costumbres humanas que, con su comportamiento pueden incidir en la exposición y contacto con estas afecciones y convirtiendo al hombre en un vector de la enfermedad.

Las zonas con alta densidad de población y las temperaturas elevadas han favorecido el desarrollo de enfermedades de trasmisión por seres vivos (por ejemplo, la malaria, el ixodes scapularis –garrapata del venado- o la lyme); diversos estudios han demostrado que algunas enfermedades transmitidas por insectos aumentan notablemente en áreas geográficas donde la temperatura ha aumentado y los contagios suelen crecer con mayor facilidad. Un ejemplo típico es la zona de Sur América donde la malaria se ha difundido por la elevación de la temperatura.

Otros resultados parecidos se extienden a áreas geográficas de Norte América y Europa. En el primer caso, las altas temperaturas favorecen el desarrollo de la enfermedades transmitidas por insectos, como el lyme (se ha extendido por Canadá) y los Ixodes scapularis, mientras que en el centro y norte de Europa se ha extendido el virus del Chikungunya.

En la línea de lo que acabamos de decir, parecen necesarios posteriores estudios e investigaciones más concienzudas, duraderas y centradas en las relaciones de los contagios por seres vivos y su tasa de desarrollo y supervivencia, las variables climáticas y las costumbres humanas. No es necesario y sería imposible producir modelos estadísticos de referencia al considerar la continua variabilidad del clima, pero que permitiría una mayor vigilancia de los contagiadores y la monitorización permanente de las enfermedades transmitidas por seres vivos que golpean al hombre y que son necesarias para posicionarse y afrontar mejor este problema.

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Es necesaria una mayor concienciación sobre la salud de nuestro planeta para preservarlo para las generaciones futuras.

Solo tenemos un hogar.
Haríamos bien en cuidarlo.